Jun 02

Palabras Guillermo Puga en Ginebra, Suiza

ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO

 107ª CONFERENCIA INTERNACIONA DEL TRABAJO

DISCURSO SECTOR DE LOS TRABAJADORES – REPUBLICA DE PANAMA

Señor Presidente:

La delegación de los trabajadores panameños reconoce, la gran relevancia de los conceptos expresados en la memoria del Señor Director General sobre la “Iniciativa relativa a las mujeres en el trabajo: Impulso en favor de la igualdad”. Así mismo, valoramos la visión de la OIT sobre la importancia del diálogo social y el tripartismo, expuesta en el informe VI de esta 107ª Conferencia Internacional del Trabajo, 2018.

Definitivamente, no se puede alcanzar la justicia social en nuestros países sin equidad en el mundo del trabajo y en la sociedad, donde la participación de las mujeres en el mercado laboral panameño es 30 puntos menos que la de los hombres. Y esas brechas de inequidad todavía perduran en Panamá en contra de las mujeres y de grupos específicos como los jóvenes y la gran mayoría de la fuerza laboral que todavía no logra ejercer la libertad sindical, la negociación colectiva y otros derechos laborales.

La inequidad de género persiste por vicios y prácticas del mercado que discriminan y niegan derechos  a las mujeres, considerando su trabajo como una mercancía más sujeta a la oferta y la demanda; pues no sólo se les sigue pagando menos por trabajo de igual valor, sino que su mano de obra es más costosa por sus funciones reproductoras y por su responsabilidad en el hogar, luchar contra estos vicios no resulta fácil porque están enraizados en la misma base de la sociedad y se reproducen como valores en muchas empresas y organizaciones públicas y privadas.

Por esta razón se requiere de campañas masivas de sensibilización que combatan los antivalores y al mismo tiempo una inspección laboral más enérgica que cumpla los principios y derechos fundamentales en el trabajo.

No podemos seguir admitiendo que en Panamá 1 de cada 5 trabajadores del sector privado y el 70% de las trabajadoras del servicio doméstico no coticen a los programas de salud y seguridad social, corriendo el riesgo de estar excluidos de una futura pensión de retiro.

En Panamá la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva es una ilusión para más del 80% de los trabajadores asalariados, sobre todo, en sectores claves como la banca, el sector público y el comercio, a quienes se les violentan sus derechos fundamentales. El Estado y el sector privado tienen una deuda social con las trabajadoras y trabajadores, al utilizar el diálogo social como un mecanismo de dilación de sus legítimas aspiraciones y agotar a los actores sociales, promoviendo prácticas indeseables al margen de la democracia, este debe ir más allá de las declaraciones formales de buenas intenciones y debe convertirse en un proceso con resultados.

Se adoptó por consenso tripartito, desde hace 2 años, una iniciativa para reconocer los derechos de libertad sindical y negociación colectiva a los trabajadores del sector público y aún no existe una normativa aprobada, debido a recursos y argumentos injustificables.

Los trabajadores panameños seguimos esperando del Estado un compromiso real y efectivo por el cumplimiento del octavo Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que aspira a un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, empleo pleno y productivo y trabajo decente para todos. Si bien en Panamá se ha dado un importante crecimiento económico durante la última década, sin embargo, es el segundo país con la peor distribución del ingreso de América Latina y la pobreza rural golpea a la mitad de los hogares y con mayor énfasis las áreas indígenas.

Revertir la mala distribución de la riqueza en la sociedad panameña, requiere del efectivo compromiso del Estado y la sociedad, para establecer políticas integrales de desarrollo por una mayor justicia social, que vaya más allá, de meras declaraciones formales.

Señor Presidente, los trabajadores panameños, reiteramos nuestra disposición de lucha y de diálogo en la construcción de un futuro más próspero para todos y todas, donde el Trabajo Decente sea una realidad en una sociedad más justa e igualitaria. Esto lo reiteramos en el inicio de la celebración del Centenario de la OIT, donde se deberá renovar el compromiso enérgico de lucha por la justicia social en el mundo.

 

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